"La magia de ser Sofía" - Elísabet Benavent | 2017 | Romántica | Bilogía Sofía 1 | Precio: 16,06 € (Papel) | Lo quiero ♥
«Sofía tiene tres amores: su gata Holly, los libros y El café de Alejandría.
Sofía trabaja allí como camarera y es feliz.
Sofía no tiene pareja y tampoco la busca, aunque desearía encontrar la magia.
Sofía experimenta un chispazo cuando él cruza por primera vez la puerta.
Él aparece por casualidad guiado por el aroma de las partículas de café...
...o tal vez por el destino.
Él se llama Héctor y está a punto de descubrir dónde reside la magia.»
Sofía trabaja allí como camarera y es feliz.
Sofía no tiene pareja y tampoco la busca, aunque desearía encontrar la magia.
Sofía experimenta un chispazo cuando él cruza por primera vez la puerta.
Él aparece por casualidad guiado por el aroma de las partículas de café...
...o tal vez por el destino.
Él se llama Héctor y está a punto de descubrir dónde reside la magia.»
A estas alturas, ya todos debéis saber que Elísabet Benavent es mi escritora favorita del mundo mundial y de todos los tiempos. Su prosa natural, sencilla y emotiva me conquistó hace ya algunos años y sigue haciéndolo también a día de hoy. La primera vez que me enamoré de sus historias, lo hice con la de Valeria, que fue el inicio perfecto de todo lo que aún estaba por llegar, por que después de ella vinieron Alba, Silvia, Martina y Maggie. Cada una con sus historias y su forma de enseñarnos lo que es la vida y el amor. Así que tenía muhas, muchas ganas de pasar a la siguiente etapa y conocer a Sofía. Su vida, su corazón... su magia.
Sofía es una de esas personas que es feliz con las pequeñas cosas. Con su vida sencilla, sus amigos alocados y su fantástico trabajo en el Alejandría. Ese pequeño rincón mágico en el que servir cafés se convierte en algo más mucho íntimo y personal que cualquier otra cosa. El olor a café flota en el aire inundando cada parcela de ese pequeño oasis de paz. Por eso adora su trabajo, porque no solo se trata de servir cafés si no de sentirse feliz y realizada con lo que uno hace.
Sofía no busca el amor. Pero espera que él la busque algún día. No se obsesiona con encontrarlo pero sí sueña con que él la alcance algún día. Lo que jamas imaginó es lo que el amor, la vida o el destino le tenía reservado cuando Héctor entró por la puerta del Alejandría.
Los besos son cosas que no se piensan. Se sienten. Y si los piensas, dejan de existir.
Héctor lleva demasiados años sin ser Héctor. O al menos sin serlo del todo. Hace demasiado tiempo que vive sumido en una rutina que, aun a día de hoy, no reconoce como suya. Por que él disfruta más con las pequeñas cosas de la vida que le hacen a uno ser quién es, que con esas que solo se hacen por encajar en algo. Y él lleva dieciocho años tratando de encajar en algo que no le hace, del todo, feliz. No hay pasión, no hay emoción, no hay magia. Esa magia de ser uno mismo, esa magia de dejarse llevar, esa magia que Sofía está a punto de enseñarle donde reside.
Y ese es uno de los puntos de que adoro de las novelas de Elísabet, la historia. el sentimiento, la emotividad. Esa trama que te atrapa desde el minuto cero por que ya sabes que te va a encantar. Esa dosificación de datos e información que, a veces, incluso te parece poca y hasta lenta, por mucho que la la novela para nada lo sea. Pero tu quieres más, siempre quieres saberlo todo de esos personajes fantásticos que ella crea. De su vida, sus inquietudes, sus sentimientos y sus miedos.
Otra de esas cosas perfectas de este libro (y de todos los suyos) son los personajes. Esos personajes maravillosos y perfectos que nos ha regalado de nuevo Elísabet. Yo en este ocasión puedo decir que he adorado mucho y muy fuerte a Sofía. Un personaje fuerte, independiente y especial. Muy, muy especial. Con su forma única y peculiar de ver la vida. De respirarla, de vivirla. Es un personaje muy real al que la vida se le descalabra un poco con la llegada de ese alguien especial al que no esperaba pero con el que llevaba tiempo soñando.
De Héctor solo puedo decir que me ha enamorado a ratos y a ratos he querido estrangularlo con mis propias manos, aunque en el fondo llegase a entender sus sentimientos y su forma de actuar. Ya lo veréis cuando lo leáis pero las situaciones con las Héctor debe lidiar en este libro son complicadas y díficiles. Tanto, que cuesta mucho distinguir una forma correcta de actuar ante ellas.
Por último, pero no menos importante, os diré que los secundarios tienen telita marinera, como en todo lo que la autora nos trae. Oliver, Mamen, Abel o Estela. Son personajes con garra y fuerza (unos más que otros) de los que siempre tienes ganas de saber mucho más. De que nos cuenten sus historias, de que nos griten todo eso que parecen esconder dentro. Fantásticos.
Como reflexión personal solo puedo decir lo magnifico que me ha parecido este libro, la de cosas que te hace pensar, plantearte y volver a replantearte. Te atrapa de tal forma que acabas sintiendo como Sofía, sufriendo como Héctor y enfadandote como Oliver. Te planteas que harías tu si estuvieras en la situación de alguno de ellos y acabas por darte de cuenta de que no tienes ni idea. Los apoyas y los juzgas al mismo tiempo que eres consciente de que juzgar sin saber siquiera como lo harías tú no tiene sentido. Por que el amor que no esperas es aquel que más te hace sentir. Pero a lo mejor, también, aquel que más daño te hace. Me quedo con esta lección de vida, amor y magia que es esta novela. Y estoy deseando que llegue ya abril para poder ponerle un broche a esta bilogía, que sé desde ya, que sera perfecto. Enhorabuena Elísabet, lo has vuelto a hacer. Has conseguido que creamos en la magia.
Aprendí que querer bien también deja un espacio para las dudas porque nada que te haga tan locamente feliz está exento del pánico de perderlo.Y no pienso contaros absolutamente nada más sobre la trama de este fantástico libro, porque creo que es uno de esos que hay que leer a ciegas. Sin ideas preconcebidas ni condicionantes. A pecho descubierto y con el alma preparada para el asalto que se nos viene encima. Por que, como siempre, Elísabet nos regala un viaje fantástico de amor e introspección personal. O esa es la sensación que tengo siempre con sus obras. Es como si nos invitara a mirar en nuestro interior, a escucharnos a conocernos. Su forma de narrar, como siempre, es natural y sencilla, lo que nos facilita muchísimo el meternos en la piel de sus personajes. Las notas de humor son constantes y acabas adorando la manera en la que la historia está contada.
Y ese es uno de los puntos de que adoro de las novelas de Elísabet, la historia. el sentimiento, la emotividad. Esa trama que te atrapa desde el minuto cero por que ya sabes que te va a encantar. Esa dosificación de datos e información que, a veces, incluso te parece poca y hasta lenta, por mucho que la la novela para nada lo sea. Pero tu quieres más, siempre quieres saberlo todo de esos personajes fantásticos que ella crea. De su vida, sus inquietudes, sus sentimientos y sus miedos.
Otra de esas cosas perfectas de este libro (y de todos los suyos) son los personajes. Esos personajes maravillosos y perfectos que nos ha regalado de nuevo Elísabet. Yo en este ocasión puedo decir que he adorado mucho y muy fuerte a Sofía. Un personaje fuerte, independiente y especial. Muy, muy especial. Con su forma única y peculiar de ver la vida. De respirarla, de vivirla. Es un personaje muy real al que la vida se le descalabra un poco con la llegada de ese alguien especial al que no esperaba pero con el que llevaba tiempo soñando.
De Héctor solo puedo decir que me ha enamorado a ratos y a ratos he querido estrangularlo con mis propias manos, aunque en el fondo llegase a entender sus sentimientos y su forma de actuar. Ya lo veréis cuando lo leáis pero las situaciones con las Héctor debe lidiar en este libro son complicadas y díficiles. Tanto, que cuesta mucho distinguir una forma correcta de actuar ante ellas.
Por último, pero no menos importante, os diré que los secundarios tienen telita marinera, como en todo lo que la autora nos trae. Oliver, Mamen, Abel o Estela. Son personajes con garra y fuerza (unos más que otros) de los que siempre tienes ganas de saber mucho más. De que nos cuenten sus historias, de que nos griten todo eso que parecen esconder dentro. Fantásticos.
Hay olores que deberían poder embotellarse para poder usar a placer, para traer a la memoria y hasta los labios cuando queramos.
Como reflexión personal solo puedo decir lo magnifico que me ha parecido este libro, la de cosas que te hace pensar, plantearte y volver a replantearte. Te atrapa de tal forma que acabas sintiendo como Sofía, sufriendo como Héctor y enfadandote como Oliver. Te planteas que harías tu si estuvieras en la situación de alguno de ellos y acabas por darte de cuenta de que no tienes ni idea. Los apoyas y los juzgas al mismo tiempo que eres consciente de que juzgar sin saber siquiera como lo harías tú no tiene sentido. Por que el amor que no esperas es aquel que más te hace sentir. Pero a lo mejor, también, aquel que más daño te hace. Me quedo con esta lección de vida, amor y magia que es esta novela. Y estoy deseando que llegue ya abril para poder ponerle un broche a esta bilogía, que sé desde ya, que sera perfecto. Enhorabuena Elísabet, lo has vuelto a hacer. Has conseguido que creamos en la magia.
«En definitiva, «La magia de ser Sofía» es un canto al amor, al dejarse llevar, a los sentimientos encontrados de quien se debate entre hacer lo siente o hacer lo que correcto. Esa dualidad vital de quien se enamora por primera vez aunque creyera llevar años estándolo y que debe decidir entre la comodidad y la novedad de ser feliz»
Puntuación: 5 de 5
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